Violeta Doval: “Hay una mayor apertura a la problemática de las temporeras migrantes del sector de los frutos rojos, pero quedan muchas áreas sin abordar”

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Nuestra compañera Violeta Doval (socióloga y doctora en Políticas Públicas) es coautora del informe de WILPF-España Los Derechos Humanos de las mujeres migrantes temporeras en Andalucía (lo puedes leer aquí), en el que se investigan y denuncian las violaciones de derechos humanos y laborales que sufren las mujeres marroquíes en la recogida de los frutos rojos, cuyo proceso de contratación es poco transparente y en cuya selección tiene mucho peso la situación de vulnerabilidad en que estas mujeres se encuentran. En esta entrevista, Violeta Doval hace balance de algunas mejoras recientes, como un mayor compromiso político y de algunas empresas por poner coto a esta explotación.

¿Qué hallazgos y conclusiones del informe te parecen más reseñables? 

El informe desvela la complicidad que ha venido dándose entre instituciones gubernamentales españolas y sectores empresariales del sector de los frutos rojos para la contratación de mujeres marroquíes en condiciones de alta precariedad. Así, y a pesar de tratarse de un sector altamente lucrativo, cuya exportación aporta ingresos de en torno a quinientos millones de euros anuales en España, se seleccionan deliberadamente trabajadoras con perfiles de alta vulnerabilidad: mujeres de zonas rurales empobrecidas y con hijos menores a cargo, para ofrecerles condiciones temporales y precarias, y asegurar su retorno una vez finalicen la temporada. (Capítulo V)

Este sistema es un reflejo del modelo de las “migraciones circulares” auspiciado por la Unión Europea desde el año 2007 en un contexto de recrudecimiento del control de los flujos migratorios. Este marco legal permite asegurar la demanda de mano de obra necesaria para determinados sectores económicos sin implicar una permanencia en el país europeo y sin apenas garantizar derechos en el país de destino.

El informe refleja también las irregularidades en las contrataciones, con situaciones chocantes como que las mujeres no guardasen una copia del contrato firmado, o que no tuvieran acceso a un contrato traducido en su idioma.

– ¿Cómo calificarías las condiciones de vida y trabajo de las temporeras?

La precariedad laboral de las temporeras se inicia desde la fase de contratación con todas las irregularidades comentadas en el informe. Condiciones que desafortunadamente nos retrotraen a periodos muy sombríos como el de la colonización, o como mínimo a una grave explotación laboral, en pleno siglo XXI.

Las barreras idiomáticas y culturales, la falta de conocimiento de los contenidos de los contratos, y la extrema vulnerabilidad socio-económica de las trabajadoras, las sitúan en un lugar muy difícil para reivindicar sus derechos frente a cualquier abuso laboral, o sexual que puedan encontrarse. Además, destaca la situación de infravivienda que se da en muchas de las fincas, dónde las trabajadoras deben pagar parte de los gastos y compartir habitación en condiciones de casi hacinamiento, a enormes distancias de los centros urbanos.

En resumen, la demanda de trabajadoras temporeras marroquíes con responsabilidades familiares, y procedentes de zonas rurales empobrecidas muestra la forma particular que adquiere en el contexto de los frutos rojos, el nexo entre feminización y precariedad tan extendido en la globalización con sus cadenas de explotación laboral.

– ¿Qué mensaje os quisieron transmitir las organizaciones y colectivos que defienden los derechos de las jornaleras?

Las organizaciones feministas y de derechos humanos de origen marroquí que entrevistamos para el estudio destacaron la importancia de revisar las garantías que se ofrecen a las mujeres trabajadoras temporeras en la recogida de los frutos rojos. Reivindican la necesidad de una mayor transparencia en los procesos de contratación en origen a través de la ANAPEC y modificar los aspectos discriminatorios de la selección de trabajadoras por género, edad, situación civil y familiar. También incidieron en la importancia de realizar más inspecciones en las fincas sobre los posibles abusos, a través de sistemas de monitoreo coordinados entre instituciones y organizaciones de Marruecos y España. Además, se reivindica un mayor acompañamiento para la inserción de estas trabajadoras, a través de mínimas formaciones en español y un mayor acompañamiento y mediación.

Algunas de estas organizaciones de la sociedad civil recalcaron que se necesita introducir conceptos más humanos en la agenda de la migración a nivel europeo y no únicamente perspectivas económicas. Proponen más reflexión en torno a las desigualdades entre la orilla del Norte y Sur del Mediterráneo, los desafíos compartidos del desempleo juvenil y la pobreza y darle un enfoque más integral a los Acuerdos Euro-Mediterráneos entre la Unión Europea y Marruecos, y no únicamente a los objetivos comerciales.

– ¿Cuál ha sido tu contribución a este proyecto? ¿Cómo ha sido el trabajo de la realización de este informe?

La realización del estudio fue para mí un proceso enormemente rico, al tratarse de un equipo multidisciplinar pero con una sensibilidad similar y compartida al abordar la problemática de la investigación.

Mi contribución al proyecto fue, en primer lugar, el diseño metodológico y la elaboración de las herramientas de recogida de información primaria, en coordinación con el equipo. En este marco, se planificó una investigación cualitativa y con un enfoque participativo y feminista que pretendía incluir la voz de las personas involucradas y protagonistas en el objeto de estudio. Con este fin, se realizaron entrevistas a las propias temporeras, representantes de sociedad civil de Marruecos y España, representantes institucionales, y del sector productivo así como medios de comunicación involucrados.

En segundo lugar, por mi experiencia previa en proyectos de cooperación y publicaciones sobre la región del Magreb, fui responsable de las entrevistas realizadas a la sociedad civil marroquí así como a representantes de la Embajada de España en Marruecos. En el caso de las entrevistas directas a las temporeras, estas fueron realizaron en dáriya marroquí por Houda Benmbarek, con la que trabajé muy de cerca, para facilitarle los guiones de las entrevistas y traducirlas posteriormente del francés al español.

Respecto a la redacción final del informe, me focalicé principalmente en el análisis de la situación de las temporeras en origen y la situación de las temporeras como grupo de exclusión social en España en el contexto de las contrataciones temporales (capítulos IV y V) combinando para ello fuentes estadísticas y los resultados de las entrevistas.

La situación de las mujeres migrantes temporeras representa un caso flagrante de vulneración de Derechos Humanos, que creo que es fundamental visibilizar y denunciar si queremos caminar hacia sociedades más justas que no sean cómplices con la explotación de las personas más vulnerables.

¿Por qué es importante para ti abordar la situación en la que viven las temporeras migrantes en nuestro país?

La situación de las mujeres migrantes temporeras representa un caso flagrante de vulneración de Derechos Humanos, que creo que es fundamental visibilizar y denunciar si queremos caminar hacia sociedades más justas que no sean cómplices con la explotación de las personas más vulnerables. Teniendo en cuenta además, que entre Marruecos y España se sitúa una de las fronteras más desiguales del mundo, parece razonable atender esta realidad y hacernos cargo de una forma responsable y solidaria de las consecuencias de esta enorme brecha económica y social, y no utilizar esta desigualdad para nuestro beneficio.

¿Hay algún avance o noticia positiva sobre la situación de estas trabajadoras en situación de gran vulnerabilidad?

Podemos decir que de cara a la cosecha del 2022, iniciada en enero y actualmente en curso, pueden valorarse algunas mejoras. Desde el plano político, hay una mayor apertura a la problemática, que se ha materializado en la planificación de una intensificación de las inspecciones de trabajo desde febrero a junio 2022 en las zonas de recogida de los frutos rojos. Por otra parte, la reciente implantación de los planes de igualdad y no discriminación obligatorios para empresas de más de 50 trabadores, puede tener también un impacto positivo.

Son bienvenidas también iniciativas como la recientemente publicada de la cadena de supermercados Lidl, que han establecido un Plan de Acción específico que incluye la realización de auditorías sociales aleatorias no anunciadas y centradas en las infracciones detectadas respecto a los derechos laborales en el sector de los frutos rojos.

No obstante, quedan muchas áreas sin abordar, tanto a nivel político como a nivel del sector productivo y de coordinación con las instituciones marroquíes. Entre estas, la discriminación y falta de transparencia en la contratación en origen, la reducción de mediadores que acompañan durante el periodo a las temporeras, entre otras cuestiones fundamentales que garanticen de manera efectiva un trabajo digno.

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