Mujeres en primera línea: una perspectiva feminista de la actual crisis en Sudán

El actual conflicto en Sudán tiene un efecto devastador en mujeres y niñas, que están entre los grupos de población cuyos derechos se ven más vulnerados en situaciones de conflicto. Pese a los desafíos, las mujeres sudanesas continúan comprometidas a hacerse escuchar en los esfuerzos por construir la paz. Este artículo ha sido escrito por Reem Abbas, coordinadora de comunicación del programa de WILPF Countering Militarized Masculinities, Mobilising Men for Feminist Peace (Contrarrestar las Masculinidades Militarizadas, Movilizar a los Hombres por la Paz Feminista), en Sudán. Se publicó originalmente en inglés en la web de WILPF International.

¿Cómo empezó este conflicto?

El 15 de abril de 2023, Jartum, la capital de Sudán, se vio sacudida por sonidos de artillería pesada en la zona sur de la ciudad, cuando soldados del ejército nacional sudanés y soldados de las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), un grupo paramilitar, iniciaron una serie de enfrentamientos armados. Los enfrentamientos se extendieron por todo el Estado de Jartum y se propagaron rápidamente a otros Estados de Sudán.

Las RSF fueron creadas por el presidente derrocado de Sudán, Omer Al-Bashir, en 2012-2013 como fuerza de respuesta rápida capaz de movilizarse rápidamente contra grupos rebeldes en el sur y el oeste del país. Sin embargo, la RSF es la continuación de una antigua tradición de las fuerzas armadas de militarizar las comunidades rurales y nómadas para proteger su dominio contra los movimientos rebeldes. Las mujeres sudanesas, que suelen llevarse la peor parte de las crisis políticas y económicas del país, se encontraron en medio de una lucha de poder entre dos generales. Las fuerzas armadas consideraban que la RSF se había descontrolado y tomaron medidas para monopolizar el poder, mientras que la RSF se veía a sí misma como un sustituto más adecuado de las fuerzas armadas.

Este artículo ofrece una perspectiva feminista del conflicto actual y explica a las lectoras la lucha de las mujeres sudanesas, que durante años han sostenido que las fuerzas armadas y el RSF no sirven a sus intereses y se han manifestado en contra de la militarización y del abultado presupuesto militar que prioriza las ametralladoras sobre la vida de las mujeres.

¿Cuál ha sido el impacto de esta crisis en las mujeres?

La crisis de Sudán ha tenido un impacto devastador en la población, especialmente en las mujeres y las niñas, que se encuentran entre las más vulneradas en situaciones de conflicto. El Estado de Jartum ha sido el epicentro del conflicto, dejando amplios distritos completamente devastados. La ciudad de los dos Nilos, donde confluyen el Nilo Azul y el Nilo Blanco, se ha visto especialmente afectada y ahora apenas es reconocible: las calles huelen ya a muerte y los cadáveres yacen allí desde hace días.

A pesar de los continuos bombardeos, muchas personas se han puesto en marcha, las madres llevan a sus hijos y algunos artículos básicos, mientras que otras han huido a zonas más seguras de la capital o a casa de familiares en otras ciudades. Sin embargo, la violencia ha afectado con crudeza a las mujeres y las niñas, que corren un mayor riesgo de sufrir violencia de género debido a las circunstancias sociales y económicas.

Ni siquiera permanecer en sus propios hogares garantiza la seguridad de las mujeres, ya que algunas familias han sido obligadas a abandonar sus casas por los soldados, mientras que otras se han visto obligadas a compartir sus hogares con miembros de las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), que se han hecho cargo de las tareas de cocina y limpieza, dejando a mujeres y niñas expuestas a sufrir abusos.

En medio de esta violencia sin sentido, mujeres y niñas luchan en múltiples frentes, como el acceso a alimentos, agua y atención médica, así como la protección frente a la violencia y los abusos. La situación es desesperada y es necesario actuar con urgencia para garantizar la seguridad y el bienestar de las mujeres y las niñas de Sudán.

Las sudanesas son especialmente vulnerables a la violencia de género debido a las circunstancias sociales y económicas. Las mujeres no están seguras ni en la calle ni dentro de sus propias casas.

Mujeres sometidas a violencia sexual a diario

Las mujeres del centro y norte de Jartum se enfrentan a la horrible realidad de la violencia sexual a manos de la RSF. Las familias están atrapadas en sus hogares, antaño seguros, ahora a merced de hombres con ametralladoras, lo que deja a mujeres y niñas especialmente vulnerables a las agresiones. La situación empeora por el hecho de que la mayoría de los hospitales del Estado de Jartum han sido bombardeados, dañados o carecen de personal suficiente, lo que pone en grave peligro a las supervivientes de la violencia sexual y de género, así como a las mujeres embarazadas. A pesar de la frecuencia de estos crímenes atroces, las violaciones siguen siendo muy poco denunciadas debido al estigma y la vergüenza que conllevan, lo que hace que los gritos silenciosos de las víctimas no sean escuchados.

Arriesgarlo todo para conseguir tan poca comida

La grave situación económica de Sudán ha obligado a cientos de miles de hombres y mujeres a abandonar sus hogares en busca de oportunidades de empleo, dejando atrás a mujeres y niños que sobreviven gracias a las remesas. Las mujeres de las zonas urbanas son especialmente vulnerables, ya que trabajan como vendedoras de té y comida o pequeñas comerciantes en las calles de Jartum, proporcionando la única fuente de ingresos para sus hogares. Muchas de estas mujeres del sector informal siguen trabajando durante el conflicto, a pesar del riesgo que corren sus vidas, porque tienen pocas opciones. De hecho, desgraciadamente, algunas mujeres no han regresado a sus hogares, y todas arriesgan sus vidas cada día para mantener a sus familias.

¿Qué papel han desempeñado las mujeres sudanesas en los esfuerzos de consolidación de la paz?

Las mujeres sudanesas se han enfrentado a inmensos retos a la hora de hacer frente a las consecuencias de la guerra. Han sido traicionadas por las mismas fuerzas que se suponía que debían proporcionarles estabilidad y seguridad, así como por políticos que amenazaban con la guerra si los acuerdos políticos no les otorgaban poder y cargos. A pesar de estos retos, las mujeres sudanesas siguen empeñadas en hacer oír su voz en los esfuerzos de consolidación de la paz.

Para comprender el papel de las sudanesas en la lucha contra el régimen militar, es importante remontarse a la historia del movimiento feminista en Sudán. Las mujeres llevan organizándose y formando grupos para resistir a la colonización y luchar por sus derechos desde finales del siglo XIX. El surgimiento de la Unión de Mujeres Sudanesas (SWU) en 1952 marcó un punto de inflexión en el movimiento femenino, ya que se alineó con la lucha anticolonial. Sin embargo, el desarrollo de un movimiento femenino consistente se vio obstaculizado por el panorama político de Sudán.

Los partidos políticos monopolizaron el trabajo sobre cuestiones femeninas y excluyeron a las mujeres de los puestos de liderazgo, lo que impidió el desarrollo de un movimiento de mujeres fuerte. A pesar de estas dificultades, las sudanesas desempeñaron un papel crucial en la revolución de 2019 que derrocó al dictador Omar al-Bashir. Las mujeres estuvieron al frente de las protestas y su participación fue decisiva para el éxito de la revolución.

Sin embargo, los partidos políticos patriarcales de Sudán han utilizado las normas sociales conservadoras para argumentar en contra del liderazgo femenino. Las mujeres han sido excluidas de los puestos de liderazgo, y su participación en los procesos políticos ha sido limitada. Esta exclusión no sólo socava el papel de las mujeres en la construcción de una sociedad más estable y justa, sino que también impide la plena realización de sus derechos como ciudadanas.

Es crucial que las voces de las mujeres sean escuchadas y valoradas en los esfuerzos de consolidación de la paz, ya que tienen una perspectiva única y vital que ofrecer. Las mujeres se han visto afectadas por los conflictos de formas distintas a los hombres, y sus experiencias deben tenerse en cuenta en el diseño y la aplicación de los esfuerzos de consolidación de la paz. Las mujeres pueden desempeñar un papel crucial en la construcción de una paz sostenible abogando por la inclusión de los grupos marginados, promoviendo los derechos humanos y abordando las causas profundas del conflicto.

En conclusión, las mujeres sudanesas han desempeñado un papel crucial en la lucha contra el régimen militar y en la revolución de 2019. Sin embargo, su participación en los procesos políticos ha sido limitada, y los partidos políticos patriarcales han utilizado normas sociales conservadoras para argumentar en contra del liderazgo femenino. Es importante que las voces de las mujeres sean escuchadas y valoradas en los esfuerzos de consolidación de la paz, ya que tienen una perspectiva única y vital que ofrecer en la construcción de una sociedad más estable y justa. Promoviendo la participación de las mujeres en los esfuerzos de consolidación de la paz, podemos construir una paz sostenible y crear un futuro mejor para toda la ciudadanía sudanesa.

Escuchar sólo a los hombres armados

El mismo enfoque se puso de manifiesto en la consolidación de la paz, ya que se siguió dejando de lado a las mujeres durante las conversaciones de paz, incluso cuando tenían más información y soluciones viables ante la situación sobre el terreno. Un ejemplo de ello fue durante las conversaciones de paz de Abuja para el conflicto de Darfur en 2005, cuando los grupos rebeldes discutieron sobre un río y las mujeres fueron las que señalaron que el río, un recurso importante para la población de la zona, en realidad se había secado.

La exclusión de las mujeres se hizo visible una vez más en las conversaciones de paz de Juba de 2020 para la paz en Sudán, que no lograron la paz y fueron una de las causas del conflicto actual. En Juba, las mujeres representaban el 10% de los negociadores y todos los mediadores eran hombres porque las conversaciones estaban estructuradas de tal forma que excluían la presencia de cualquier persona que no perteneciera a la cúpula de los grupos armados.

Se ha demostrado que la inclusión de las mujeres en los procesos de paz conduce a acuerdos de paz más completos y sostenibles, así como a un mayor respeto de los derechos humanos y la igualdad de género. Sin embargo, los actuales mecanismos de resolución de conflictos son defectuosos y se centran en recompensar a los hombres por tomar las armas, dándoles más poder político y acceso económico e ignorando las voces de las mujeres líderes civiles que entienden el impacto del conflicto y tienen soluciones claras.

Estas mujeres no pueden mostrar heridas de bala en su brazo derecho porque no sufrieron en el bosque, pero entienden el impacto del conflicto y aportan soluciones. Es hora de abandonar la idea de que en las conversaciones de paz sólo hay que escuchar a los hombres armados y  tomar e incluir las perspectivas y soluciones de las mujeres líderes civiles, que se ven igualmente afectadas por el conflicto y pueden ofrecer valiosas ideas para lograr una paz duradera.

¿Cómo sería un enfoque feminista de la consolidación de la paz?

Las feministas de Sudán ya se están movilizando por la paz y el fin de la guerra. Una de estas iniciativas es Feministas por la Paz, que llegó antes que todos los partidos políticos. Un enfoque feminista de la consolidación de la paz en Sudán debe dar prioridad a las experiencias y perspectivas de las mujeres, que se han visto desproporcionadamente afectadas por la crisis. Sin embargo, antes de articular ese enfoque, es crucial abordar las contradicciones dentro del movimiento feminista. El movimiento está dividido debido a conflictos intergeneracionales, ideologías divergentes y, la división más peligrosa, entre las feministas que desafían la dinámica de poder en Sudán y las que sirven a los intereses de los partidos políticos patriarcales y reciben recompensas personales.

Ahora más que nunca es el momento de que las mujeres sudanesas lideren. Las mujeres ya están liderando conversaciones sobre la guerra y la paz y organizando servicios médicos y sociales muy necesarios en este complejo entorno. Los partidos políticos, el sector militar, la comunidad internacional y las organizaciones de defensa de los derechos de la mujer deben seguir trabajando con las sudanesas para garantizar su plena inclusión en un proceso de paz integral que promueva un mayor respeto por los derechos humanos y la igualdad de género. Dicho proceso de paz no sólo debe poner fin a la guerra, sino también ayudar a la comunidad a sanar y reconstruir lo perdido.

Comments
  • Mavi

    Muy buen aporte. Gracias

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