Las armas no salvan vidas

Del 25 al 29 de julio se ha celebrado en Ginebra un encuentro del Grupo de Expertos Gubernamentales sobre la Convención de la ONU sobre ciertas Armas Convencionales (CCW). En este encuentro, grandes potencias militares han hablado de las supuestas bondades de las armas autónomas (drones y robots asesinos que matan con autonomía sin necesitar presencia humana sobre el terreno). Nuestra compañera Ray Acheson, directora del programa de desarme de WILPF International Reaching Critical Will, analiza este encuentro y el discurso cada vez más dominante que ensalza estas armas como más seguras, más precisas y menos “emocionales”. WILPF España participa en la campaña Stop Killer Robots España, que busca concienciar sobre los peligros de este tipo de armas y presiona para su prohibición total.

El artículo original en inglés está aquí: https://reachingcriticalwill.org/images/documents/Disarmament-fora/ccw/2022/gge/reports/CCWR10.7.pdf

“Una vez más, un puñado de países utilizan el Grupo de Expertos Gubernamentales (GGE) sobre sistemas de armas autónomas para promover lo que perciben como “beneficios” potenciales de estas armas. En particular, Rusia y los Estados Unidos intentan vender a otras delegaciones las ventajas de las armas que funcionan de forma autónoma e independiente de los seres humanos. Para ello conciben la Convención sobre Ciertas Armas Convencionales (CCW) como una feria de armas y no como el foro de desarme y control de armas que debe ser.

En el pasado hemos escrito extensamente sobre los problemas de esto, y muchas otras delegaciones siguen oponiéndose a la explicación puramente hipotética de cómo el armamento autónomo “será más preciso”, “reducirá las bajas civiles”, “eliminará la emoción de los ataques”, etc. Todo esto se basa en suposiciones de que las máquinas serán mejores que los humanos en la batalla.

Esto es ficción. Lo que es real, lo que se conoce por la evidencia abrumadora de innumerables guerras y actos de violencia, es que todas las las armas quitan vidas. No salvan a la gente. Matan y hieren a seres humanos, destruyen infraestructura, causan daños físicos duraderos, psicológicos, sociales, morales, medioambientales y económicos.

Lo que también es real es que, hasta ahora, el aumento de la autonomía en los sistemas de armas no los ha hecho más precisos, ni ha reducido las víctimas civiles, ni ha eliminado la “emoción” de los ataques. Los drones armados han sido utilizados para masacrar familias en funerales y bodas, para destruir escuelas y mercados. Se lanzan bombas sobre hospitales y hogares, ya sean “guiadas con precisión” o no. Los operadores se ha sabido que los operadores se regocijan en el “splat de bichos” y describen a sus drones como violadores.

Esto no es ni limpio ni carente de emoción. Añadir más autonomía a las armas no “mejorará” esta situación, sino que sólo creará más y más distancia entre lo que se percibe como real o aceptable en la guerra. Bajará el listón de lo aceptable para el uso de la fuerza, creará aún más asimetrías entre los Estados más militarizados y los civiles que viven en los países objetivo que no que no disponen de las últimas tecnologías de la guerra y la violencia.

Los mismos países que intentan vender estas nuevas armas en la CCW también hacen un gran negocio de que este foro es el mejor -o para algunos de ellos, el supuesto “único” foro- para tratar el tema de las armas autónomas. Así que, mientras afirman que debatir sobre las armas autónomas en el contexto de la CCW es esencial debido a los objetivos y propósitos únicos de la Convención, también están violando esos mismos objetivos y propósitos al promover el desarrollo y el uso de armas. Porque la Convención trata de hacer realidad “la aspiración de todos los pueblos a vivir en paz” poniendo fin a la carrera armamentística y persiguiendo el desarme. Alegar los “beneficios” del aumento de la violencia autónoma socava por completo la CCW, indicando una vez más que mientras este foro conceda el derecho de veto a los Estados con mentalidad militar, no podrá estar a la altura de sus propias aspiraciones.

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