El militarismo y la impunidad alimentan la guerra ilegal de Israel contra Irán

Este texto, del Secretariado de WILPF Internacional fue originalmente publicado en inglés aquí.
Los actuales ataques de Israel contra Irán constituyen una agresión militar ilegal, sólo posible gracias a la impunidad que Israel ha recibido hasta ahora de los Estados occidentales por su genocidio continuado de palestinos, la ocupación de colonos y las políticas de apartheid, y los ataques que ha lanzado en todo Oriente Medio. Los planes anunciados por la administración estadounidense de apoyar el ataque de Israel contra Irán, sujetos a una decisión final, actuarán como catalizador y provocarán el sufrimiento de un número incalculable de personas La agresión de Israel, propiciada por la complicidad, debe cesar ya.
Los bombardeos israelíes contra instalaciones nucleares, funcionarios iraníes y edificios civiles en Irán violan el derecho internacional. En el momento de redactar este informe, los ataques aéreos israelíes han tenido como objetivo hospitales, mercados e infraestructuras de agua y combustible, matando a 406 iraníes, más del 90% de ellos civiles, entre ellos familias de zonas densamente pobladas y barrios residenciales. Los ataques también han desplazado a más de dos millones de personas en el norte y centro de Irán, obligándolas a huir despavoridas de los centros urbanos ante el temor constante a nuevos ataques.
Israel afirma que ha lanzado estos ataques para impedir que Irán desarrolle armas nucleares. Pero el OIEA (Organismo Internacional de la Energía Atómica), las agencias de inteligencia estadounidenses y el resto de la comunidad internacional han afirmado en repetidas ocasiones que Irán no está construyendo un arma nuclear. Irán ha estado sometido al régimen de inspecciones del OIEA más estricto de la historia. El OIEA y muchos Estados han expresado su preocupación por el aumento del nivel de enriquecimiento de uranio de Irán por encima de lo que se considera necesario para uso civil. Sin embargo, el aumento de sus niveles de enriquecimiento fue una respuesta directa a la retirada unilateral de la administración Trump del Plan Integral de Acción Conjunta (JCPOA) en 2018 y la reanudación ilegal de las sanciones contra Irán en violación de las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU. Los ataques de Israel ahora estaban programados para arruinar las negociaciones en curso entre Irán y Estados Unidos para llegar a un nuevo acuerdo.
Irán tiene derecho a un programa de energía nuclear civil. WILPF se opone a la energía nuclear para todos los Estados, pero el hecho es que bajo el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP), todos los Estados parte tienen derecho a la tecnología y materiales relevantes. Mientras tanto, Israel no es un Estado parte del TNP. El arsenal nuclear y el reactor nuclear de Israel nunca se han sometido a inspecciones del OIEA. Se cree que Israel posee unas 90 cabezas nucleares.
Los ataques de Israel contra Irán no tienen que ver con el enriquecimiento de uranio, sino con el «cambio de régimen» en Irán y el «dominio regional» de Israel.
Doble rasero
No existe base jurídica internacional para los ataques preventivos. Los ataques ilegítimos de Israel tienen su origen en la impunidad de la que goza desde hace tiempo por sus numerosos crímenes internacionales. El doble rasero que se aplica a Israel erosiona la confianza en las instituciones y los sistemas de justicia internacionales y la falta de rendición de cuentas fomenta más violencia y socava las normas jurídicas mundiales. El apoyo inquebrantable de que goza Israel por parte de los países occidentales puede arrastrar a toda una región, y posiblemente al mundo, a una guerra total. Y la agresión ilegal de Israel ha provocado una respuesta militar de Irán que no sólo corre el riesgo de agravar el conflicto, sino que también podría socavar la no proliferación nuclear. Además, el apoyo por parte de la administración estadounidense, que no ha sido autorizado por el Congreso y es ilegal, es otro ejemplo de lo peligroso de esta situación.
La paradoja del ataque preventivo
El argumento de Israel de que su ataque fue un «ataque preventivo» tiene una contradicción irresoluble en su lógica. Se supone que la fantasía de que poseer armas nucleares disuade de la guerra al amenazar con la destrucción masiva ofrece luego un «escudo» a los que tienen la bomba. Sin embargo, en este caso, Israel, un Estado con armas nucleares, ha atacado a un Estado sin armas nucleares sin provocación, fingiendo vulnerabilidad.
Si las armas nucleares fueran realmente instrumentos de «disuasión», Israel no podría atacar a Irán para «evitar» que adquiriera armas nucleares.
En cambio, las armas nucleares sólo conducen a la violencia masiva. No disuaden de la guerra ni aportan «estabilidad». Están diseñadas para permitir el asesinato masivo y el genocidio. Como vimos con la invasión de Estados Unidos a Afganistán, Irak, Vietnam, Corea y otros innumerables países, el ataque de Rusia a Ucrania y el avivamiento del conflicto en Siria, la agresión de Israel contra todos sus vecinos y el conflicto entre India y Pakistán, el militarismo es la causa fundamental de la violencia, y las armas nucleares sirven como herramientas de inseguridad, impunidad y poder destructivo.
Implicaciones más amplias
La escalada israelí contra Irán corre el riesgo de atraer a otros Estados con armas nucleares. Pakistán ya ha insinuado posibles represalias, y Estados Unidos ha anunciado que desplegará sus propias armas en apoyo de la agresión de Israel (sujeto a la decisión final), lo que plantea la peligrosa posibilidad de que Estados Unidos alimente una guerra regional más amplia. Se trata de una continuación del imperialismo estadounidense en Oriente Próximo que volverá a implicar a Estados Unidos en otra guerra larga, mortal y costosa que traerá sufrimiento a un número incalculable de personas.
Atacar las instalaciones nucleares, incluso las enterradas a gran profundidad como las de Irán, supone un riesgo de contaminación radiactiva. Tales ataques constituyen una violación de la Carta de la ONU, del derecho internacional y del Estatuto del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).
Además, la respuesta de Irán a la agresión israelí no hará sino empeorar la situación del pueblo iraní, que ha sufrido durante décadas un enriquecimiento de uranio que sólo ha traído empobrecimiento y una brutal represión de la población civil y de las activistas por los derechos de las mujeres. La guerra proporciona una excusa a Irán para intensificar la represión interna, la tortura y las ejecuciones de quienes se resisten al poder patriarcal, al militarismo y a la opresión. WILPF se solidariza con las activistas feministas iraníes que llevan mucho tiempo resistiendo tanto la represión interna como la agresión externa, y han denunciado el autoritarismo, el militarismo y la instrumentalización de este conflicto por parte del régimen iraní para reprimir la disidencia y reforzar el control interno.
Insoportable sensación de estar al borde del abismo ante la inacción de las instancias europeas. De que principios hablamos?