Dos años después de la entrada en vigor del Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares, la adhesión de España es más apremiante que nunca
Cuando se cumplen dos años de la entrada en vigor del Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares, vivimos la amenaza de guerra nuclear más peligrosa de toda la historia. Como explicó Carlos Umaña, de la Campaña Internacional para la Abolición de Armas Nucleares (ICAN) en el programa de Telecinco Todo es mentira , estamos más cerca que nunca de la destrucción del mundo, según las estimaciones del Bulletin of the Atomic Scientists, tal y como muestra la reducción a noventa segundos del reloj del apocalipsis, que recoge la escalada de tensión nuclear consecuencia de la guerra de Ucrania, entre otras circunstancias.
Como señalan nuestras compañeras de WILPF International en este texto sobre las preguntas más frecuentes acerca de la relación entre la guerra de Ucrania y la amenaza nuclear, ya en febrero del año pasado, al inicio de la invasión, Putin ordenó que se pusieran las armas nucleares en estado de alerta máxima. El ministro de Defensa ruso ha dejado bien claro que la puesta a punto de las fuerzas nucleares rusas es una prioridad. En septiembre, Putin amenazó con el uso de las armas nucleares “en el caso de una amenaza a la integridad territorial de Rusia”. La OTAN ha respondido que cualquier uso de armas nucleares por parte de Rusia tendría “consecuencias severas”.
En WILPF consideramos que ante esta situación de alerta máxima y esta amenaza del uso de armas nucleares todos los esfuerzos deben ir encaminados a desescalar esta situación y a estigmatizar el uso, amenaza de uso, posesión y almacenamiento de las armas nucleares como una amenaza existencial. Creemos, sin duda, que las armas nucleares no proveen de seguridad, solo suponen una amenaza de catástrofes e incluso nuestra propia extinción.
En este año, desde el inicio de la invasión de Ucrania, hemos asistido a la legitimación de grandes medios de comunicación del posible uso de las llamadas “armas nucleares tácticas”, consideradas pequeñas y menos destructivas. The New York Times ha llegado a calificar su uso de “quizá menos aterrador y más aceptable”. Pero la capacidad de destrucción de cualquier arma nuclear pequeña es mucho mayor en espacio y tiempo que cualquier arma convencional.
Cabe recordar que el uso de menos del 1% de las armas nucleares del mundo podría alterar irreversiblemente el clima global y provocar que dos millones de personas murieran de hambre por la degradación ambiental. Incluso el lanzamiento de una bomba nuclear “pequeña” en una ciudad supondría una crisis humanitaria de tal gravedad que los servicios de emergencia no la podrían atender.
Dada esta situación, se hace imprescindible redoblar los esfuerzos para lograr que más y más Estados se adhieran al Tratado de Prohibición de Armas Nucleares (TPAN), fruto del trabajo incansable del movimiento pacifista. Dos años después de su entrada en vigor, recordamos que España sigue sin firmarlo, como parte de la estrategia de los Estados miembros de la OTAN. WILPF, junto con numerosas organizaciones pacifistas, seguimos insistiendo al Gobierno que la defensa de los derechos humanos, el cuidado del planeta y la paz pasa inexorablemente por apoyar el TPAN, tal como demuestra el informe elaborado por nuestra compañera Maribel Hernández Armas Nucleares. Avances y retos hacia una paz feminista y medioambiental.
El apoyo al TPAN llega desde numerosos ayuntamientos (como el de Zaragoza, Barcelona, Cádiz, A Coruña, Granollers y más recientemente Burgos) y parlamentos regionales (como el de Navarra, tras una sesión de trabajo con WILPF España que contamos aquí). Por ello, organizaciones como WILPF España, Centre Delàs d’Estudis Per la Pau, FundiPau, Greenpeace, Gernika Gogoratuz, AIPAZ, Pressenza, Desmilitariza Madrid, Mujeres de Negro… seguimos preguntando al Gobierno: ¿Y la firma pa’ cuándo?
Si quieres apoyarnos en este empeño, escríbenos a info@wilpf.es
Esta publicación forma parte de la campaña “10 Razones para firmar el TPAN”, que une a entidades de la sociedad civil a nivel estatal con el objetivo de que España se adhiera al Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares (TPAN), que entró en vigor el 22 de enero de 2021.