Conmemoramos el Día Internacional de la Paz subrayando tres demandas principales de cara al Pacto para el Futuro

Coincidiendo con el Día Internacional de la Paz y la celebración de la Cumbre sobre el Futuro, en la que se adoptará el Pacto para el Futuro, WILPF, la organización feminista y pacifista más longeva y que ha trabajado incansablemente para la preparación de este documento, da a conocer sus reivindicaciones para comenzar a construir un futuro de paz, derechos humanos, participación democrática y justicia social.

  1. ¿Qué necesitamos para la paz? Un sistema multilateral y de las Naciones Unidas que realmente funcione. El mandato principal de las Naciones Unidas es promover la paz y la seguridad en el mundo, así como ayudar a los países a alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Sin embargo, en un contexto de crecientes conflictos y crisis como la pandemia de COVID-19, desastres naturales y aumento del terrorismo, la necesidad de una cooperación multilateral eficaz nunca ha sido más urgente. La Cumbre del Futuro ofrece una oportunidad crucial para unir a los líderes mundiales y lograr que reiteren su compromiso con los marcos y renueven su confianza en el sistema de las Naciones Unidas. Como activistas por la paz, debemos enfatizar que lograr la paz requiere una acción decisiva, y esa acción solo es posible a través de mecanismos multilaterales sólidos y funcionales.
  2. La seguridad y la paz de las Naciones Unidas necesitan un replanteamiento radical: es hora de descolonizar la paz. No es algo nuevo, pero el actual marco de las Naciones Unidas para la paz y la seguridad no está satisfaciendo las necesidades globales. La toma de decisiones en materia de paz y seguridad necesita un replanteamiento radical. El poder de veto, un remanente de la dinámica de poder posterior a la Segunda Guerra Mundial, perpetúa el statu quo, obstaculiza el progreso y afianza un sistema que necesitamos descolonizar. No es representativo ni inclusivo de la creciente influencia de otros actores globales. El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas se ha convertido en un campo de batalla donde las superpotencias esgrimen sus vetos como moneda de cambio, a menudo utilizándolos para manipular o chantajear a los países de la mayoría global. Este abuso de poder con frecuencia paraliza iniciativas vitales de paz y desarrollo, dejando en riesgo a las comunidades cuyos derechos se ven vulnerados. Es imperativo que cuestionemos y reformemos este sistema obsoleto para crear un enfoque más equitativo y eficaz para la paz y la seguridad globales.
  3. La ONU se fundó sobre el principio de paz: poner fin a la guerra, garantizar una paz duradera y resolver los conflictos mediante el diálogo. Es fundamental destacar la Carta de las Naciones Unidas, ya que se espera que los líderes mundiales reafirmen su compromiso con sus principios. Es esencial promover el desarme y la desmilitarización. No se puede lograr una paz genuina sin abordar cuestiones críticas como la abolición de las armas nucleares, la prohibición de los sistemas de armas autónomas, la reducción del gasto militar, la detención del comercio de armas y la eliminación de las bases militares extranjeras y el uso de armas explosivas y drones armados en zonas pobladas. En este sentido, vincular nuestros llamamientos a hitos importantes, como el Tratado sobre Armas y la propuesta de un cuarto período extraordinario de sesiones de la Asamblea General sobre desarme (el último de los cuales tuvo lugar en 1988), es vital para avanzar en estos objetivos.

Puedes unirte a nosotras pidiendo un cambio por la paz. Comparte tus mensajes en redes sociales. Como dice la presidenta internacional de WILPF, Sylvie Jacqueline Ndongmo, “solo juntas podemos alzar nuestras voces lo suficientemente alto para que finalmente nos escuchen y actúen”.

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