A propósito de la paz, las fresas y Doñana
- Imagen: Manifestación en apoyo a las jornaleras de Huelva_Xavi Ariza. Fotomovimiento. Flickr
Este artículo ha sido escrito por Cristina Zamora Gómez, wilpfera, profesora de la Universidad de Málaga y coautora de nuestro informe Los Derechos Humnos de las mujeres migrantes temporeras en Andalucía.
La foto de Huelva y su provincia es compleja y está atravesada por vectores de discriminación sistemáticos. Todas tenemos en el imaginario las fresas, los campos de cultivo. Pero no todas guardamos el recuerdo de las mujeres temporeras marroquíes y españolas que trabajan la tierra, que se desloman para ofrecernos esa joya de la agricultura onubense. En el último mes, en plena campaña de recogida de frutos rojos, se produjeron dos incendios en asentamientos de personas trabajadoras jornaleras. Es fundamental hacer la precisión de que estos asentamientos están ocupados por personas racializadas, mano de obra fundamental para el servicio indispensable de la recogida de los frutos rojos. En el mismo mes se ha impulsado y paralizado la iniciativa del Gobierno andaluz respecto a la Ley que legalizar regadíos en el Parque de Doñana.
Recientemente celebramos el Día de las Mujeres por la Paz y es conveniente recordar el informe publicado por WILPF que elaboramos sobre los Derechos Humanos de las mujeres migrantes temporeras en Andalucía en el que denunciamos la vulneración de un elenco de derechos fundamentales que, de manera sistémica y estructural, se siguen violando en nuestro territorio, haciendo especial hincapié en Huelva. Las mujeres, en términos mundiales, sostienen la vida. La producción alimentaria en todo el mundo está feminizada, produciendo cerca del 80% del total de alimentos listos para el consumo. Sin embargo, esto no representa una mejora en la situación económica, la pobreza está también feminizada, existe una brecha evidente en la propiedad y control de la tierra: como agricultoras y jornaleras las mujeres realizan en ocasiones trabajos no remunerados en explotaciones familiares, y en otros casos realizan el mismo trabajo que los hombres obteniendo una remuneración inferior.
La producción alimentaria en todo el mundo está feminizada, produciendo cerca del 80% del total de alimentos listos para el consumo. Sin embargo, esto no representa una mejora en la situación económica, la pobreza está también feminizada
En el proceso de investigación del Informe fuimos más conscientes si cabe de la interrelación que existe entre varios vectores sociales discriminatorios: el racismo, la violencia de género y la implementación de sistemas de producción insostenibles para la vida. En este sentido, las reivindicaciones que Jornaleras de Huelva en Lucha mantiene desde su creación pasan por estos estándares: “Trabajamos unidas desde los feminismos, el ecologismo y el antirracismo, decididas a terminar con décadas de precariedad y opresión”.
Las cifras relacionadas con el racismo, la violencia de género y los sistemas insostenibles de producción son claras.
Huelva es la principal productora de frutos rojos en España, al concentrar el 98% de la producción nacional y cerca del 30 % en Europa. Durante la campaña de 2021/22, las exportaciones de frutos rojos alcanzaron un valor de 1.392 millones de euros. Con estos datos, Huelva es una de las provincias más empobrecidas de Andalucía, tiene la mayor cifra de personas en riesgo de pobreza o exclusión social de la Comunidad y ocupa la segunda posición en desempleo respecto a datos regionales.
La brecha salarial de género para datos de 2021 se calcula en 49,7%. Las denuncias por violencia sexual de las temporeras se suceden en cada campaña. Como pusimos de manifiesto en el Informe, existe una falta de garantía en el acceso a la justicia de las denunciantes.
La respuesta institucional en términos de alternativa habitacional a todas las personas que han perdido sus casas con el último incendio de este mismo mes en uno de los asentamientos de Palos de la Frontera ha pasado por denuncias continuas de colectivos y asociaciones de derechos humanos locales. Esta falta de respuesta inmediata atravesada por un claro racismo institucional viene siendo manifestada por la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía desde 2015.
Y, por si esto no fuera ya insostenible para la vida queda la propuesta de ley que el gobierno andaluz del PP y Vox están impulsando y que pasa por ampliar las zonas de regadíos legales en las inmediaciones del Parque Nacional y Natural de Doñana. Desde la Estación Biológica de Doñana-CSIC se han expuesto cifras desoladoras en relación con la biodiversidad: casi el 60% de las lagunas estudiadas en el último informe no se han vuelto a llenar desde 2013. El 80% se secan antes de tiempo y el 84% se inundan menos de lo esperable teniendo en cuenta la época del año. La Estación Biológica explica que estas cifras no son únicamente incidencia directa de la emergencia climática, sino de la propia gestión que se está haciendo de los recursos de Doñana, espacio considerado Patrimonio Común de la Humanidad.
No procede terminar esta reflexión con aires de positivismo, sino con rabia: la misma rabia que nos ha impulsado a asociarnos contra las armas, la rabia que se transforma en acciones —aunque las pensemos ínfimas— individuales y colectivas que nos lleven a transitar hacia modelos de producción y consumo agroecológicos, feministas y de garantía de derechos humanos. La paz, también es esto.