8 de marzo, feminismo y paz

Llegamos al 8 de marzo de 2025 con una mezcla de indignación, miedo y convicción. La fuerza de un movimiento feminista construido durante más de cien años de oposición a la guerra como forma de abordar los conflictos entre comunidades y países, y de creación de ideas alternativas a la violencia, la opresión y el conformismo impiden que, ante la magnitud de los acontecimientos, la parálisis y el bloqueo nos dominen.
El feminismo pacifista es más relevante que nunca y nuestras propuestas e ideas tienen que seguir circulando, creciendo e inspirando. Tal vez ahora es un momento de resistir, de protegernos y proteger a las que están a nuestro lado, de reunir fuerzas y no dejarnos avasallar por la maquinaria patriarcal que promueve la destrucción del planeta para que una tecnocasta fascista multiplique su riqueza por tal cantidad de ceros que nuestras vidas precarias no pueden ni imaginar.
El feminismo ha trabajado y promovido, con dificultades y contradicciones, un proyecto político contrario a la violencia y a las diferentes formas de dominación y opresión: el patriarcado, el racismo y el colonialismo, el militarismo, el capitalismo y el neoliberalismo, el extractivismo y la destrucción de los ecosistemas. Desde 1915, las mujeres de WILPF hemos impulsado unas relaciones internacionales basadas en el diálogo y la cooperación, el derecho internacional, el respeto a los derechos humanos, la justicia climática y racial y en contra del militarismo y el (neo)colonialismo. Lo hemos hecho desde una radical oposición a todas las guerras, del lado de quienes han tratado de construir paz en todos los ámbitos de la vida y la política.
El contexto actual, en el que se ha normalizado y aceptado un genocidio o la invasión de un país por una potencia internacional y la ultraderecha ocupa cada vez más espacios de poder, se aleja profundamente de nuestra concepción del mundo. Pero no nos resignamos a que nuestras propuestas, nuestras ideas, nuestras palabras de paz, sean relegadas o, peor aún, manipuladas y cooptadas por quienes promueven una política internacional de muerte y violencia. La nuestra es una tarea centenaria, de mujeres que no se callaron ante la guerra y la destrucción y que empujaron por un orden internacional radicalmente diferente al que promueve el patriarcado. A pesar de las dificultades y los obstáculos, seguiremos defendiendo el valor de la vida frente a la violencia.
María Villellas Ariño, presidenta de WILPF España.
Queremos la paz, pero no la paz de los cementerios, no pondré ninguna mejilla más ante esta tiranía machista.
Muchas gracias por tus palabras María, da mucho miedo todo lo que estamos viviendo, se esta perdiendo el respeto y no se como pero creo que tenemos que hacer algo para impedir que estas acciones se perpetúen, son muchos años de trabajo por los derechos humanos y todos ellos están en la cuerda floja. Se nos tiene que oír, el poder no quiere otro discurso, pero tenemos que conseguir mostrarlo.